domingo, 16 de octubre de 2016

Perros sueltos

De pronto escuché unas ramas agitarse a mi costado. El zorro había aparecido repentinamente en el claro y, tras una pausa para otear en todas las direcciones, continuó trotando directo hacia mí -que me había quedado inmóvil salvo para manipular la cámara disimuladamente- hasta que me notó y quebró hacia otro lado.

Quizá reaccionó tardíamente porque huía de un perro no muy lejos de allí, y el raposo andaba mas atento a sus espaldas, de donde provenían los ladridos insistentes del cazador que ha olisqueado algo, que de lo que tenía delante.

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