sábado, 13 de febrero de 2016

Más libertad de expresión

Hace un año políticos y personalidades abanderaban el "je suis Charlie", y muchedumbres repetían la consigna con el orgullo del perro que siente cumplido su deber moral de mostrar sensibilidad con las causas de la agenda de turno: todos contra los terroristas que atentan contra la libertad de expresión.

Pero nuevamente nos confirman que los terroristas son ellos, quienes emprenden medidas contra la libertad de expresión.

Libertad de expresión selectiva = eufemismo para no libertad de expresión

Y me refiero casos como el de los "titirietarras", o los twitts del cantante de DEF CON DOS Strawberry o del concejal Guillermo Zapata... conocidos junto con Charlie Hebdo -dentro de este contexto concreto del tema que trato- por sus publicaciones/expresiones ofensivas para alguien.

Que tampoco es que me simpaticen, pero como alguien venía a decir a cuento de la rescatada frase de Federico Jiménez Losantos "Veo a Errejón, Bescansa, Maestre y si llevo escopeta les disparo", es bueno que tanto unos como otros no vayan a la cárcel y puedan seguir soltando sus chascarrillos/tonterías/genialidades (que cada cual califique con la verdad absoluta de la que es dueño)... y sobre todo, que nosotros también podamos expresarnos sin la sombra de la posibilidad de ser castigados por la ley por salirnos de lo progrezmente correcto.

El insulto, la ofensa y la amenaza están a la orden del día, en internet, y en la vida real. Lo siento, esto no es Pleasantville.
No se puede denunciar sistemáticamente cada comentario ofensivo para alguien encontrado en las redes (y en muchos casos tras labores de arqueología) porque sería materialmente imposible de procesar tanta maldad, y acabaría implicada la mayor parte de la población mundial.
No debe aplaudirse que se sienten estos precedentes judiciales tan útiles para los gobernantes para poder quitar de en medio selectivamente a casi cualquier persona.

Porque la falta de la que se le acusa a estos sujetos es una falta que hemos cometido y cometemos todos de tanto en tanto. Y algo que comete todo el mundo no puede ser delito... salvo que permitamos instaurar un régimen de indefensión en el que cualquier persona es culpable de serie y por tanto fácilmente aplastable cuando moleste a los intereses de quienes ostentan el poder.

Los castigos a un sujeto, sobre todo si son mediáticos, siempre tienen una función paralela de amenaza y coacción para el resto de los sujetos: mirad lo que les pasa a los que hacen esto, tomad nota y cuidado con lo que decís.

Además ¿ a quién queremos la mayoría de los ciudadanos ver en el patíbulo? ¿A los cuentacuentos o a los corruptos?
¿A Jesús o a Barrabás? - preguntó Poncio Pilato- y los presentes clamaron - ¡salvad al delincuente, condenad al charlatán!*

* Aunque otras versiones sostienen que salvaron a un tal Bgaian.

1 comentario:

Trinity dijo...

La verdad que es un tema complejo. Soy partidaria de la libertad de expresión, pero efectivamente cuando hay casos de temas ofensivos, hay que tener manga ancha o acabaríamos todos en la trena.
Aquí quizás hay que atenerse a las leyes que ya existen. Si haces apología del terrorismo y eso está recogido en el código penal, pues se aplica la ley y punto. Otros comentarios serán irreverentes pero no entrarán en esa categoría de falta o delito.

Tiene mucha lógica lo que comentas, lo difícil es que funcione por lo que abogas, parece un mundo ideal, pero las personas siempre miran los temas de forma subjetiva, en cualquier comentario o reivindicación estarás posicionado irremediablemente con alguna de las partes, y entonces te será más difícil mantenerte al margen y dejar que digan lo que quieran.

Saluditos