jueves, 21 de octubre de 2010

La casa menguante.

La Casa de Campo no ha parado de menguar, de tanto trillarla en estos meses con la bici buscando cada día un trozo de ruta diferente, ir por donde nunca antes había ido.
Y ha sido posible prácticamente siempre debido a que este bosque prostituído está profusamente arado con sendas, caminos, y cortafuegos, muy próximos entre sí. Vías paralelas y perpendiculares, a veces pegadas. A eligir: la carretera, al lado el camino, al lado el sendero, y luego el cortafuegos... y unos metros más allá otro cortafuegos u otra senda. Es fácil estrenar cada día un trozo de recorrido nuevo.

No hay escondites, no hay lugares recónditos ni secretos, no hay naturaleza salvaje. Cada palmo de suelo ha sido pisoteado, palpado, arado, contemplado, examinado, respirado, meado... por miles de personas cada día.



2 comentarios:

Toni dijo...

Realmente el factor sorpresa es inexistente.
Aunque con una linterna, en noche cerrada, las cosas cambian mucho...
Por cierto, son las fantásticas fotos las que me llamaban la atención en el anterior post. No lo que ellas reflejaban...

Salu2

Herel dijo...

Cierto, por la noche será como recorrer un lugar nuevo... aunque seguirá habiendo presencias humanas pululantes...