jueves, 8 de marzo de 2007

viento

Este es el cuento
de María Sarmiento,
que se fue al monte a cagar
y se la llevó el viento

Cubiertas salen volando; árboles y vallas caen; objetos pequeños, saltarines, echan carreras por las calles junto a otros más grandes y ligeros; el viento barre la basura... se la quita a unos y se la echa a otros. El pelo se infla y las orejas se enrrojecen. Las nubes se mueven veloces y evolucionan como si fueran de humo. Las plantas se doblan señalando hacia dónde sopla "hacía'llí, hacia'llí".

¿Qué es el viento? El efecto de tus orejas en movimiento.
¿Dónde está? A tomar vientos.
Y ahora vas y lo cantas a los cuatro vientos.

Viento en popa a toda vela, no corta el mar sino vuela, y detrás corre mi abuela.

Y por último un chiste malísimo:
-Ojo con las ventanas que hay corriente.
Fue a cerrarlas y se electrocutó... porque había corriente.

2 comentarios:

Eulalia dijo...

Al lado de mi curro se cayó un árbol grandísimo.
Qué miedo, tú. No sé cómo aguantan la tramontana o el cierzo o como se llame su ventarrón los que viven por esos campos de Dios.
Es que los de ciudad nos acollonamos por ná.
Un beso

Herel dijo...

Pues a mí no me asustan ni el viento ni las tempestades, al contrario: me encantan. Me produce claustrofobia un planeta rediseñado y dominado por la civilización humana, y cuando las fuerzas naturales se levantan siento libertad y vida.