jueves, 8 de junio de 2006

argumento y contra-argumento

Me parece interesante la campaña veraniega que ha sacado sobre ahorro energético el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE); un anuncio de gran duración.

Para empezar, tiene algunas incongruencias de imagen:
-Voy a poner el aire acondicionado, me estoy asando de calor - le dice uno de los protagonistas, que va vestido con dos capas de ropa de entretiempo, al otro (que va igual).
¿No sería mejor que se quitara esa ropa impropia de un ambiente caluroso antes de comenzar el anuncio?... o quizá forma parte de la idea de la estética de la campaña.

El caso es que el anuncio muestra dos argumentaciones que utilizan idéntico procedimiento terjiversador para llegar a las mismas conclusiones catastrofistas deseadas, desde planteamientos radicalmente opuestos sobre el consumo de energía.
-Si consumimos energía se agotarán los recursos, entonces todo se parará, la civilización no podrá funcionar, deberemos abandonar las ciudades...- argumenta el que está en contra de encender el aire acondicionado.
-Si no consumimos energía, entonces deberíamos paralizar todo, la civilización no podrá funcionar sin energía, deberemos abandonar las ciudades... - responde el que pretendía poner el aire acondicionado.


Es un anuncio que incluye su propio análisis crítico, que se autoreplica... ideal para mentes dóciles incapaces de hacerlo por su propia cuenta, que se limitan a asentir a lo que es políticamente correcto, aunque no lo asimilen salvo pasivamente.

Otros anuncios de distinto cariz (para empezar, anuncios - la mayoría- que pretenden invitar al consumo, no como éste que pretende frenarlo) ya han empleado una táctica parecida consistente en incorporar su propia autocrítica unida al eslógan para desvalorizar y hasta anular así... no su propio producto, sino el análisis crítico que pueda hacer el espectador.
Se le desmotiva a pensar y se le resta valor a la hazaña, pues la réplica ya viene de regalo dirigida en el mismo anuncio... una réplica elegida convenientemente, eso sí: la misión más importante de esta autoréplica es que ponga el punto y final al análisis crítico, y desvíe la atención sobre otras posibles réplicas y ramificaciones no convenientes. El espectador debe llevarse la impresión de honradez en la exposición: que ese mensaje, esa marca, esa empresa, ese colectivo, no tiene nada que ocultar.
Como si el hecho de mostrar un bolsillo vacío quitara de que tuvieras otros cinco bolsillos más, llenos.

Lo interesante, en definitiva, del anuncio éste de ahorro energético, es cómo evidencia lo fácil que es llegar a una conclusión decidida de antemano por muy descabellada que sea, buscando las argumentaciones que nos son favorables, y dejando de lado -callando- las que no. Un poco de dramatismo y afectación, y a correr.
Para una posición dada, cuando hay posibilidad de réplica en igualdad de condiciones de aceptación, es igual de fácil y correcto justificar la posición inversa: atacando con lo que la parte contraria obvió y obviando los puntos que la parte contraria usó como ataque.

El verdadero mensaje de este anuncio es que la verdad está en el medio (y la mentira en todas partes. Lies are in the air, everywhere I look around...): la energía es importante para la civilización; ésta no puede existir sin usar energía; pero tampoco si se agota la energía.

4 comentarios:

on dijo...

Lo cual aplicado al discurso político pone los pelos de punta...


En cuanto a lo de la energía, ¿has leído algo sobre la Teoría de Olduvai?
Creo que te va a interesar.

Herel dijo...

Vaya, pues yo hubiera apostado más porque el final de la civilización global como la conocemos hoy vendría antes por la falta de petróleo que por la falta de energía eléctrica (aunque la teoría también habla del petróleo). El transporte humano y de mercancías, vital para el suministro de las ciudades (que no son autosuficientes en cuanto a necesidades básicas) depende del petróleo. En cambio de la energía eléctrica dependen el transporte de información, las máquinas y la luz. Pero la electricidad, se obtiene de muchas fuentes, algunas inagotables, como el sol, por el que se está apostando, o la energía nuclear que es de las más eficientes y "ecológicas". Las centrales nucleares, por poco que gusten, pueden seguir produciendo energía cuando los demás medios no sean suficientes.
Antes se termina el petróleo, y cuando éste falte... entonces sí que va a haber hostias, porque va a faltar algo tan básico como la comida... que no crece en las grandes ciudades (aunque alguno se piense que crece en los supermercados), se trae de muy lejos. Hemos creado unos ecosistemas artificiales tan especializados y segregados(ciudad- campo- industria), que el ciudadano cosmopolita -la mayor parte de la humanidad- depende del transporte para su supervivencia. El ecosistema más poderoso: la ciudad, es el más dependiente; depende del aporte de cantidades ingentes de nutrientes que le llegan a través de las arterias que ha contruido para comunicarse con los demás ecosistemas. Así como de la evacuación, mismamente, de las toneladas de desechos diarios que genera.
Pero para que lleguen los nutrientes y se evacúen los desechos hace falta gasolina.

on dijo...

Es una forma de verlo, pero míralo de esta otra:

En los últimos años, cada verano hay cortes de luz en la Sierra Noroeste (un entorno con sol de sobra, presas...). No se trata tanto de que no haya medios para producir, sino de que no hay medios para almacenar la energía ni para transportarla eficientemente a una cantidad de usuarios que no hacen más que aumentar. Además, a las empresas no les resulta económico mantener ese ritmo de consumo.

Ahora empieza a pasar en sitios así, como en la costa levantina, y hace unos años hubo problemas muy serios en los EEUU.
Imagínate una casta sin neveras ni ordenadores...

No creo que llegue hasta ese punto (aunque cierta parte de mí lo desee), pero está claro que el modelo de consumo de energía es insostenible a corto plazo.

Herel dijo...

El problema de los municipios turísticos o de segunda residencia es que su población se duplica, triplica, cuadriplica... en los periodos vacacionales, desbordando sus infraestructuras, dimensionadas para la población habitual de la mayor parte del año. Pero es normal, imagínate un pueblo perdido de la meseta castellana, con 150 habitantes habituales, y que en verano aumenta su población hasta los 5.000 cuando todos los hijos del pueblo marchados a trabajar a las grandes ciudades regresan con sus familias. ¿Justificaría el hecho de que en Agosto el pueblo tenga 5.000 habitantes la construcción de una gran superficie comercial?

No es que no haya medios, es que la construcción de las infraestructuras necesarias para una población de un millón de habitantes, no es rentable para una conurbación costera que sólo alcanza esa población en Agosto, mientras que el resto del año se cifra en cuarto de millón.

La energía eléctrica es cuestión de rentabilidad de las infraestructuras para el consumo medio calculado. Lo que ocurrió en Nueva York ocurre con frecuencia a pequeña escala en cualquier hogar: de pronto se va la luz, ¿por qué? porque resulta que estaba enchufada la plancha, la caldera eléctrica, la tele, la minicadena, el microhondas, la tostadora, el ordenador... todo a la vez, y claro, la potencia se prevee para un consumo medio, no para un consumo máximo simultáneo. Si, llevado a la escala de la ciudad, a todos se nos ocurre encender todos los electrodomésticos de la casa justo a la vez, resulta que no hay potencia para ese consumo simultáneo. Y dimensionar y suministrar para un consumo extremo y no medio, supondría un derroche y desperdicio de energía, sería como construir una autopista de cuatro carriles hasta Cascajales de Arriba sólo porque en las fiestas del pueblo va mucha gente.

En cambio otros elementos como el petróleo o el agua dulce, dependen más bien de las existencias reales en un momento dado, no de las plantas generadoras y el suministro calculado por un ingeniero.